sábado, 4 de noviembre de 2017

LA VITAMINA A

La vitamina A es un nutriente esencial para nuestro organismo. Existen dos tipos:
  • La vitamina A propiamente dicha que podemos obtener de las fuentes animales como el pescado, el pollo y los productos lácteos.
  • La provitamina A o también llamada beta-caroteno, que es la que se encuentra en las fuentes de origen vegetal, entre las que sitúan las zanahorias, objeto de nuestro mito. Se llama provitamina A porque una vez ingerida, en el interior de nuestro cuerpo va a tener que sufrir una transformación por la cual se va a convertir en vitamina A.
Algunas de las funciones que tiene en nuestro organismo son:
  • Participa en la formación y en el mantenimiento de los dientes, huesos, tejidos blandos, membranas mucosas…
  • Participa en la producción de los pigmentos de la retina del ojo.
  • Ayuda a la salud ocular, sobre todo con la luz tenue, pero no va a mejorar nuestra vista y mucho menos hacer que veamos en la oscuridad como se nos hizo creer desde la Segunda Guerra Mundial.
Algunos de los efectos que puede causar en nuestro organismo el exceso de retinol puede ser una coloración amarillenta o anaranjada en nuestra piel, esto se a revertir y volverá a su color original una vez que la ingesta se reduzca. Por el contrario, cuando la ingesta es insuficiente podemos contraer un daño reversible de la córnea (xeroftalmina), también puede provocar que nuestra piel esté seca o escamosa.

Así, podemos concluir que la vitamina A (como la que se encuentra en las zanahorias), sí nos ayuda a mantener una buena salud ocular, pero no en el sentido en el que nos hacía creer nuestras madres y abuelas. No por comer muchas zanahorias vamos a librarnos de poner gafas a lo largo de nuestras vidas y vamos a gozar de una vista de lince.

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