sábado, 28 de octubre de 2017

LABOR SOCIAL DE LAS VACUNAS

Desde la incorporación de las primeras vacunas, a finales del siglo XVIII aproximadamente, han tenido sus partidarios y sus detractores. Estos últimos, basándose en la idea de que no son necesarias si se mantienen unos índices adecuados de higiene, han desbotado su uso.

Es cierto que la higiene es fundamental y nos ayuda a evitar una larga lista de infecciones, pero a veces no es suficiente; hay gran cantidad de enfermedades infecciosas que no están relacionadas con la limpieza y de las cuales nos podemos infectar aunque hayamos llevado a cabo unas técnicas de higiene excelentes.

Es aquí donde intervienen las vacunas que, como se ve en la gráfica, han evitado cientos de miles de muertes en el mundo.

Para conseguir la erradicación de estas enfermedades, la vacunación es primordial. No solo para evitar el contagio de uno mismo, sino también porque, si el antígeno no tiene un sujeto susceptible al que infectar, acabará por desaparecer.

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