viernes, 27 de octubre de 2017

LAS VACUNAS Y EL AUTISMO

“Las vacunas causan autismo” es probablemente el mito más extendido sobre la vacunación. El autismo o TEA (Trastorno del Espectro del Autismo) se define como un trastorno psicológico que se caracteriza por dificultar la comunicación e interacción social del que la padece, por la progresiva pérdida de contacto con la realidad exterior. Su causa es desconocida, lo que ha dado pie a que circulen este tipo de bulos, pero se cree que su desarrollo en edades tempranas puede estar ligado a la genética, diferencias en la anatomía cerebral y a algunos tóxicos del medio ambiente.

Para buscar el origen de este mito nos tenemos que remontar a 1998, a un estudio de Andrew Wakefield publicado por la prestigiosa revista científica The Lancet que establecía esa posible conexión entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas, rubeola) y el autismo. Sostenía que el timerosal (un conservante que se utilizaba en las vacunas) es tóxico para el sistema nervioso central y es responsable del aumento de las tasas de autismo. Pero más tarde se demostró que sus métodos y conclusiones carecían de rigor científico y estaban falseados. Como consecuencia, al autor se le retiró la licencia para ejercer la medicina por mala práctica profesional, conducta poco ética y haber incurrido en conflictos de interés. Además, la revista retiró el artículo y reconoció que nunca tendría que haberse publicado.

Resultado de imagen de las vacunas y el autismo
Desde la publicación del famoso artículo, numerosas instituciones de la comunidad científica y médica lo han analizado rigurosamente y todos concluyeron de forma unánime que no existe ninguna relación entre el autismo y la exposición al timerosal. Por lo tanto, no existe evidencia científica que relacione la vacunación y el desarrollo de los TEA.

Para saber más acerca de este tema:

No hay comentarios:

Publicar un comentario