jueves, 2 de noviembre de 2017

EL HUEVO Y EL COLESTEROL

El huevo ha sido uno de los principales alimentos cuya ingesta se ha recomendado limitar, para rebajar así los niveles de colesterol sanguíneo, pero hoy en día se sabe que no existe una relación significativa entre ambos factores. Esto se explica debido a que el colesterol ingerido no es el causante de un aumento notable de los niveles de colesterol en sangre (solo absorbemos el 15% del ingerido). Más concretamente, el colesterol contenido en la yema de los huevos tiene un efecto clínicamente insignificante en esos niveles y por tanto no es una preocupación real en comparación con los beneficios que supone. 

Además, numerosos estudios han demostrado a lo largo de los años que estos niveles de colesterol sanguíneo no guardan relación con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (estudio) o aterosclerosis. Sin embargo, numerosos estudios demostraron que los verdaderos culpables de aumentar estos niveles de colesterol sanguíneo y LDL son las grasas saturadas y los estilos de vida que incluyan el tabaquismo, el sedentarismo y el sobrepeso. 

Como consecuencia, concluimos que las personas que consumen huevos no son más propensas a desarrollar enfermedades cardíacas, sino que por su contenido en grasas poliinsaturadas incluso pueden llegar a disminuir el colesterol sanguíneo y el riesgo de infarto (estudio) si sustituimos los alimentos ricos en grasas saturadas por huevos.

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