"Fumo porque quiero"

Por todo esto, no se puede decir que la decisión de empezar a fumar se tome de forma libre.
"Las prohibiciones son contraproducentes"
Como ya hemos dicho anteriormente, la mayoría de los fumadores principiantes son adolescentes, que son los que más se pueden ver afectados en cuanto a esta frase. Es cierto que el hecho de desobedecer a estas edades produce morbo, pero no es lo mismo cuando se trata de un mandato legal. El hecho de que se prohiba fumar en determinados espacios, según los psicólogos, no va a alentarlos a hacerlo, por lo que este mito también es falso.
"El tabaco me sirve para afrontar el estrés"
Como ya hemos explicado, el tabaco contiene una sustancia química que se llama nicotina. Al inhalar una calada de un cigarrillo, esta nicotina actúa sobre las neuronas cerebrales, modificando la liberación de neurotransmisores, por lo que se produce menos noradrenalina y dopamina, las cuales son estimulantes, por eso se siente esa sensación de calma del estrés. El problema está en que ese estrés también está causado por el hecho de fumar. Es como si un bombero produce un incendio para luego apagarlo.
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